lunes, 16 de diciembre de 2013

Chiapas

Del morado al naranja, la noche sonroja. 
Respetando el canto de los chapulines, las luciérnagas brillan y  alumbran la fosa de las Marianas del alma, nunca antes expuesta de esa forma, asequible. 
Pese al agobiante calor, en cada exhalación Tomás bufa vaho, y en ese vaho ve materializarse una parte entrañable de su espíritu. Trae la mano en el corazón y mete la llaga al dedo.  No importa si cambia o no para siempre, él ya pudo sentir con la nitidez  de seiscientas medusas energéticas.

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